Rennes-le-Château ostenta el prestigio de ser el lugar más misterioso de Europa, escenario de acontecimientos extraños y siniestros, cuna de fabulosos tesoros y guardián del mayor secreto de la historia, el Santo Grial, la joya más preciada de la Cristiandad. Y por aventurado que parezca, es bastante posible que así sea, puesto que el Santo Grial pudo muy bien llegar a tales lugares en la forma que lo cuenta la leyenda: "En algún momento del siglo I, José de Arimatea y María Magdalena desembarcaron en el sur de Francia, trayendo consigo el llamado Grial, donde José de Arimatea recogió la preciosa sangre de Jesús Crucificado".
En 1885, llega a la villa el nuevo cura Berenguer Saunière que, al hacer algunas restauraciones en la iglesia, descubre fortuitamente un fabuloso tesoro que mantiene en el más hermético de los secretos. Parece ser que no se trataba sólo de un tesoro material, sino también de unos conocimientos propiciados por unos documentos que hicieron a Saunière desplazarse a Paris donde frecuentaría los ambientes más esotéricos.
¿De dónde obtuvo Berenguer Saunière la inmensa fortuna que le permitió llevar un lujosísimo tren de vida? ¿Chantajeó a la Iglesia con la publicación de unos escandalosos documentos que pondrían en entredicho la veracidad de los evangelios? ¿Existe una supuesta tumba de Jesús en los alrededores de Rennes le Château?
Lo cierto es que su inquietante iglesia, dedicada precisamente a la Magdalena, está plagada de símbolos esotéricos entre los que destaca la imagen del Diablo Asomedeo que sirve de pilar a la pila bautismal. La misma torre Magdala, con su torreón cilíndrico angular, y la enigmática villa Béthanie, donde Saunière recibía a misteriosos amigos, como el archiduque de Habsburgo, son algunos de los elementos que nos llevarían a establecer que Rennes le Chateau oculta un poderoso secreto cuyas claves el párroco se llevó a la tumba.
Villa Betania y la Torre Magdala
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