Refugio del santo en la fortaleza de Montréal de Sos
Su fortaleza está vinculada con la leyenda del Santo Grial. Enigmática ciudadela, terriblemente castigada por la cruzada albigense, en sus galería subterráneas se abre una cueva donde, según la tradición, fue escondido el cáliz de la Última Cena portado por los cuatro cátaros huidos de Montségur.
El erudito en la materia Antonin Gadal no sólo confirma, sino que sentencia el lugar exacto donde el Grial fue enterrado: al pie mismo de la fortaleza de Montréal de Sos, en las entrañas de los cimientos del torreón de las campanas.
Es fácil ver una gruta que Gadal describe como “lugar de ritos e iniciaciones”, en cuyas paredes pueden apreciarse unas extrañas pinturas del siglo XIII, que representan una copa, una espada y una lanza, rodeados por una serie de cruces y gotas de sangre.
El culto a las aguas subterráneas también está presente en Montréal de Sos, precisamente en el interior de la gruta sagrada. Lamentablemente, la fuente medieval está ahora seca.
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